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25/2/14

Tanto amor desperdiciado por Andrés Gioeni

Con la intención de que su libro pueda circular masivamente y su mensaje atraviese a sus lectores, Andrés Gioeni ha publico "Tanto amor desperdiciado" de manera digital y con descarga gratuita. Podes bajarlo siguiendo este link: 
http://issuu.com/gnomos-producciones/docs/tanto_amor_desperdiciado_libro

Del mismo modo que tenemos innumerables razones para no acercarnos al catolicismo ni otras religiones, hay muchas personas que si las tienen o las encuentran. Como en todas las diferencias el respeto siempre es el buen camino. Por eso queremos compartir este libro de Andrés Gioeni que tiene descarga gratuita a pesar de nuestras ideas, y de nuestros altares vacios, incendiados o que tienen mas purpurina, medias rotas y libros que otra cosa. Lo compartimos porque creemos que ha muchos puede servirle. Y si algo te hace bien, bienvenido sea. 


Andrés Gioneni por Andrés Gioeni
Andrés Gioeni nació en Mendoza, en el seno de una familia común: mamá, papá y tres varones, siendo él el del medio. 
Cursó su educación primaria en un colegio religioso (San José de los Hermanos Maristas), pero al entrar a la secundaria fue a un colegio laico (Martín Zapata de la Universidad Nacional de Cuyo), por lo que sintió la necesidad de seguir teniendo cercanía con la Iglesia. De ese modo, en su adolescencia empezó a trabajar en la parroquia de su barrio (Corazón de María), visitando asilos de ancianos, organizando competencias deportivas de todo tipo, ofreciendo reuniones de formación, gestionando salidas culturales. 
Con respecto a tareas pastorales, misionó en el Barrio La Favorita de la Ciudad de Mendoza, un barrio mucho más marginal en aquella época. Visitaba casa por casa conociendo los hogares de los niños que asistían a la catequesis de los sábados. Allí, en esos encuentros, la gente pedía confesarse, bautizar a sus hijos, casarse, tener misas, etc. Tareas que sólo podía realizar un sacerdote. Pero el sacerdote de la parroquia iba muy poco para allá y no se hacía eco de esos reclamos.  
Fueron esas demandas de la gente, y esos pedidos, los que lo impulsaron más adelante a preguntarse: ¿por qué no sacerdote? En ese momento estaba estudiando para hacer el ingreso a la carrera de medicina y estaba de novio con una chica mayor con la que estuvo dos años en pareja. Soñaban con ir a misionar al África, ella como docente, él como médico.  
Pero después de darse cuenta de la magnitud de la pregunta, comenzó todo un proceso y un tiempo de discernimiento y acompañamiento vocacional para ver si esa era su verdadera vocación. Entró al seminario y después de ocho años, se recibió con un promedio de 9,75 sobre 10.  
Su ordenación diaconal fue a principios de 1999 y su ordenación sacerdotal a principios del año 2000. Inmediatamente consagrado, le fue encomendada la dirección de toda la catequesis de Mendoza, una tarea bastante grande para su falta de experiencia. Tenía que aconsejar a sacerdotes en las diferentes catequesis (bautismal, matrimonial, especial, de confirmación, de comunión, familiar, etc). Esos sacerdotes eran más grandes que él, tenían más experiencia y a algunos los había tenido como profesores. 
Una vez ordenado y en contacto también con la gente de la parroquia que le tocó, se empezó a dar cuenta de que tenía un vacío interior, una necesidad de contención afectiva, algo fuerte “que lo carcomía desde adentro, un calor que subía desde el estómago”. Ese dolor le fue reclamando compañía, corporalidad, pero eso era muy contradictorio, ya que había decidido ser célibe para toda la vida. Cuando se empezó a dar cuenta que ese reclamo interno no se apagaba, comenzó a darle lugar y se dio cuenta que además, esa necesidad sexual decía que sus tendencias eran homosexuales. Fue más difícil aún. Ese proceso que se puede contar en pocas líneas fue una lucha interna de meses y meses. Se fue dando cuenta de a poco, progresivamente, con miedo. Luchó contra eso durante mucho tiempo. Hasta internamente, cuando lo veía venir y se encontraba chateando en alguna página gay en anonimato, le decía a Dios que era como una especie de tiempo de reflexión, que era como un tiempo en el que “le pedía gancho a Dios”, una especie de impasse o tregua para saber qué le pasaba. Pero que pasado ese tiempo, tenía que darle a Dios una respuesta. Fue muy doloroso y traumático.  
Cuando se dio cuenta que esos episodios ocurrían más seguido, decidió dejar el ministerio sacerdotal. Al principio, al Obispo, a su familia y a sus amigos sólo les dijo que dejaba el sacerdocio, pero no les dijo por qué. No quería ponerle rótulo a lo que estaba viviendo. Era muy fuerte. 
Pasó el tiempo, sólo para corroborar lo que le pasaba. Fue ahí cuando empezó a hablar de lo que realmente sentía. Algunos lo tomaron con mucha calma y aceptación. Otros se hicieron a un lado, algunos muy hipócritas; otros, más humanos, se pusieron en contacto para poder escuchar o dar una mano. Hubo de todo.  

Los primeros años después de dejar el sacerdocio no sabía qué iba a ser ni hacer de su vida, sólo sabía de filosofía y teología y no quería vivir de eso, así que encaminó seriamente su vocación artística y comenzó a estudiar teatro, dirección y dramaturgia en diferentes institutos y entrenando con diferentes profesores: Alejandro Maci, Javier Dualte, Thelma Biral, Luciano Casaux y otros.  
Ahora vive en pareja desde el 1 de enero del 2004, con quien contraerá matrimonio el 7 de marzo del 2014. Pero para encontrarse, tuvo que pasar mucha agua bajo el río. Tuvo que aprender a conocerse y reconocerse, a aceptarse como lo que era.  
Ahora se dedica de lleno a su vocación artística: la actuación, la escritura, la dirección. Escribe mucho teatro, también narrativa, y dirige las obras que escribe. Da clases de actuación y organiza eventos empresariales. 

En julio del año 2013 le escribe una carta al Papa Francisco, esperando una respuesta de su parte al tema de la homosexualidad. Cree que es tiempo que el debate que ya está en cierta manera ganado en el campo legal y social llegue al aspecto religioso. No porque sea el impulsor de esto, ya que hace muchos años que los teólogos vienen avanzando a pasos agigantados en este terreno, pero no son conocidos por los fieles porque la respuesta institucional sigue siendo muy cerrada y pacata. 
Hay muchas personas que quieren vivir su fe siendo homosexuales y las respuestas de la religión son muy discriminatorias todavía, aún cuando el Papa diga que son “hermosas palabras”. (El Catecismo todavía sigue teniendo la misma respuesta al homosexual que cuando figuraba como enfermedad en los años 90. La ciencia avanzó, la psicología también, la OMS sacó del listado de enfermedades a la homosexualidad, y la Iglesia sigue con la misma respuesta). 
El tiempo es propicio para que este tema sea revisado y reanalizado. Y como lo dice en la carta, no le pide que eso se dé ya, pero sí que él ofrezca un acompañamiento.    
Dicha carta ha generado muchas expectativas. Después de ella, gente de distintas partes del mundo que comparte estas inquietudes se ha contactado y le pide que insista en obtener una respuesta. Responsable y comprometido, Andrés hoy comparte su libro “Tanto amor desperdiciado” como respuesta a la demanda de información.  



1 comentario:

Raul Lilloy dijo...

Hola. Puede descargarse el libro gratis en PDF aquí http://www.bubok.com.ar/libros/196762/Tanto-amor-desperdiciado-de-como-ser-cristiano-y-homosexual-sin-morir-en-el-intento

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