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10/7/20

Thes Three / Esos Tres (1936) Subtitulada en español - Cine lesbico en #ArchivoPIETRO


ESOS TRES
THES THREE 
(1936)
Pelicula digitalizada por #ArchivoPIETRO grabada de una emisión de CVSAT
Para consultar pelicula completa: https://bibliotecalgttb.blogspot.com/p/uso-del-archivo-digital-vhs.html


These Three es una película dramática estadounidense de 1936 dirigida por William Wyler y protagonizada por Miriam Hopkins , Merle Oberon , Joel McCrea y Bonita Granville . El guión de Lillian Hellman se basa en su obra de 1934 The Children's Hour . 

Se realizó una nueva versión de la película en 1961, también dirigida por Wyler, y fue lanzada  como The Children's Hour en los Estados Unidos y The Loudest Whisper en el Reino Unido. (Fuente WIKIPEDIA)







Esos tres (These Three, 1936)/La calumnia (The Children’s hour, 1962) de William Wyler
By hildy

Dentro de la filmografía de Wyler hay dos películas que parten de una misma obra teatral. La primera con la que Lilliam Hellman consigue un éxito fulgurante en Hollywood en 1934, The Children’s hour. La primera adaptación cinematográfica la realizó el director cuando iba camino a convertirse en un director de los grandes y era un proyecto que puso en marcha el productor Goldwyn en un momento complejo porque muchos de los temas tocados en la obra original chocaban frontalmente con el Código Hays en plena vigencia. La segunda fue durante los años sesenta cuando Wyler decidió llevar adelante una nueva adaptación cuando ya el Código Hays estaba en las últimas y pretendía atrapar todos los matices que en su momento no pudo reflejar. Fue su proyecto a continuación de la colosal Ben Hur y pretendía volver a filmar una historia intimista y de autor. En ambas películas, Lilliam Hellman fue la responsable del guión. En la de 1936 supuso el cimiento de una larga amistad entre la guionista y el director y una extensa colaboración artística, la segunda reflejó una relación de muchos, muchos años con todas sus luces y sombras.

Tengo el placer, de por fin, haber logrado ver las dos (me llevé un pequeño disgusto con el dvd que acaba de salir con Esos tres pues en su carátula anuncia que está la versión original subtitulada al castellano pero luego el dvd presenta su versión doblada y versión original pero sin los subtítulos). Y es un placer poder compartir estas dos visiones a las que las distancia casi treinta años. Ambas cuentan con virtudes y defectos pero son dos películas muy interesantes y merece la pena analizarlas. No son obras redondas pero sí intensas con ingredientes de buen melodrama y ambas pobladas de buenas interpretaciones y una dirección adecuada. A las dos les afectó el tema del momento en que fueron rodadas, el tiempo.

En la versión de 1936, Wyler quiso luchar con Goldwyn para poder llevar de la forma más parecida al original la obra. El productor no dio su brazo a torcer porque al comprar los derechos había cedido a varias cuestiones que fueron inamovibles: cambio de título original de la obra, ninguna alusión al lesbianismo entre las protagonistas y, por último, siguiendo los dictados del código, imposibilidad de reflejar el suicidio de una de las protagonistas. Sin embargo, fue Hellman la que convenció a Wyler que merecía la pena el esfuerzo porque podía salvar lo esencial de la obra y es cómo la calumnia y el rumor pueden destrozar la vida de las personas y puede tener consecuencias nefastas. Sobre todo si esa mentira parte de una clase pudiente que puede influir en la sociedad y en la opinión pública y si los calumniados son de una clase social que no cuenta con los mismos mecanismos de defensa.

El argumento original —inspirándose en un hecho real parecido— cuenta cómo la mentira, los rumores y los tejemanejes de una niña millonaria destroza la vida y quita la dignidad de dos de sus maestras y del novio de una de ellas al comentar a su abuela, una aristócrata influyente, que las dos maestras mantienen una relación lésbica en la escuela a la vista de las alumnas. Así se va realizando un ovillo enorme que destroza varias vidas y sobre todo –por la presión, la forma en que son juzgadas por una sociedad injusta que no ofrece la posibilidad de defensa ni dudar de las mentiras de una niña odiosa, por el mundo de las apariencias, la campaña de los medios de comunicación…— provoca que una de las maestras tome una decisión drástica. Esa maestra finalmente no puede esconder que tras ese rumor, ella ha descubierto una certeza que afecta a su vida personal y a su forma de comportarse.

En la versión de 1936, Wyler y la Hellman no emplean el lesbianismo femenino entre las dos maestras y amigas sino que lo convierten en un ménage à trois entre las dos maestras y el novio de una de ellas, un médico de la localidad donde se ubica la escuela. Y además evita el suicidio de una de las protagonistas que lo que hace es desaparecer del mapa y restablecer el honor de cada uno de ellos, aunque sus vidas ya han sido destrozadas por la calumnia. Y aunque podemos atisbar un final feliz queda en suspenso, una de las maestras tiene que renunciar a su amistad y a su trabajo y la otra tiene que enfrentarse a una nueva vida en Viena, un país que pronto caerá en guerra, a donde a tenido que ir el doctor a ganarse la vida.

Así en Esos tres cobra una especial importancia el tercero en cuestión, el hombre, algo que se diluye más en la versión de 1962 que es más bien un personaje de apoyo y secundario (en la primera un como siempre correcto y atractivo, a mí me encanta, Joel McCrea. En la segunda en un anodino papel James Garner, más como comparsa y apoyo de las protagonistas). El reparto es importante en esta versión de 1936 pues todos cumplen su papel perfectamente en la trama y el casting es perfecto en cada uno de sus personajes. El mayor acierto es la elección de la niña rica, malvada y odiosa del que realiza una portentosa recreación la actriz Bonita Granville, su papel es escalofriante y logra apoderarse de todas las escenas en las que aparece y representar de manera verosímil la perversidad infantil. Algo que falla estrepitosamente en la versión de treinta años después donde la niña es la actriz Karen Balkin que sólo consigue ser histriónica y no logra toda la fuerza y profundidad dramática de su antecesora.

Las maestras son Merle Oberon, actriz británica que va triunfando en Hollywood, y la exitosa —también en los escenarios teatrales— y ahora muy olvidada Miriam Hopkins. Merle es Karen, maestra que espera casarse pronto con su prometido y mejor amiga de la otra maestra, Martha (la Hopkins) que sufre en silencio su enamoramiento del novio (ajeno totalmente a los sentimientos de Martha) de su mejor amiga. Ambas actrices cumplen muy bien su cometido pero sobre todo destaca por su complejidad como personaje y por ser el que más se transforma durante la trama, el de la Hopkins. En el remake de 1962 las maestras son Audrey Hepburn (Karen) que muestra, como siempre, su dulzura y sensibilidad con una fuerza de carácter que hace muy creíble al personaje y su dilema y sobre todo también destaca por complejo y atormentado el personaje de Martha llevado a pantalla por una fantástica Shirley McLaine. La calumnia destapa sus sentimientos encontrados y su sexualidad no asumida fuente de sufrimiento para ella que no puede expresarse libremente en una sociedad cerrada y puritana. Esto hará que tome una dramática decisión que formará parte del clímax del remake de 1962.

Otros personajes de interés en ambas versiones es el de la abuela aristócrata y la tía de Martha, muy importantes para entender el daño que puede provocar el rumor, las apariencias y la calumnia injusta. En la versión de 1962 a Wyler le hubiera encantado que la tía y la abuela hubieran sido interpretadas por las actrices que en 1936 tuvieron el rol de maestras. Pero sólo consiguió a la Hopkins (como la tía), la Oberon no quiso convertirse en abuela.

Si en 1936, Wyler no pudo tocar ciertos temas que hubieran impactado en pantalla debido a la censura del momento, sí logró un melodrama muy bien contado donde ya se veían sus cualidades y dominio del lenguaje cinematográfico. Su empleo de las escaleras y espacios cerrados para aportar información de la psicología de los personajes, su dirección de actores y sobre todo de actrices, su cuidada ambientación y sus soluciones cinematográficas para narrar. Consigue así escenas de fuerza dramática extrema e impactante y deja paso a veces a la tragicomedia consiguiendo un melodrama muy eficaz que fue un éxito de crítica en el momento de su estreno. En la dirección de fotografía comenzó su relación profesional con uno de los directores de fotografía con el que trabajaría asiduamente en alguna de sus películas más famosas, Gregg Toland (que alcanzaría su inmortalidad en 1940 con Ciudadano Kane de Welles).

En el remake de 1962 se sigue viendo esas cualidades de Wyler como narrador cinematográfico e impacta la interpretación de las profesoras ofreciendo las escenas más fuertes y dramáticas. Pero Wyler no se dio cuenta de que a pesar de que ya no contaba con la censura del Código Hays, los tiempos y el público también estaban cambiando. Y no cambió ciertos aspectos que sí hubieran impactado y de manera muy fuerte en 1936 pero no tanto en 1962. Ya había un fuerte cambio de mentalidades con lo que el conflicto planteado no causó el suficiente impacto. Tanto Wyler como Hellman (menos entregada por distintas cuestiones en la elaboración del guión que en su primera adaptación) no hicieron quizá una visión más contemporánea y actual al momento en el que se iba a estrenar la obra cinematográfica cuando además el lesbianismo y su plasmación en pantalla de cine hubiese permitido una visión más cercana de un tema que nunca se había podido reflejar bien en pantalla porque era una de las múltiples excepciones del Código Hays. Aún así no deja de ser un trabajo excelente de Wyler como director y de las actrices protagonistas así como uno de los primeros trabajos cinematográficos de Hollywood donde se trataba el lesbianimo.

Esos tres y La calumnia se convierten así en un plan apetecible en tarde de verano para indagar en sus múltiples e interesantes análisis. Y sobre todo ambas consiguen mostrar el daño de la calumnia y la difamación en la vida de las personas a las que les afecta; el daño social, laboral y personal que puede conllevar y las opiniones injustas y juicios paralelos que se pueden originar.

Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.
FUENTE: https://hildyjohnson.es/?p=872

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