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3/10/15

Fassbinder por Fassbinder

Los Judíos nunca han sentido vergüenza de ser Judíos, mientras que los homosexuales han sido lo suficientemente estúpidos como para avergonzarse de su homosexualidad.
Me gustaría ser para el cine lo que Shakespeare fue para el teatro, Marx para la política y Freud para la psicología: alguien de quien nada es lo que solía ser.

En mi vida privada siempre he buscado contactos con personas no privilegiadas, más proletarias, porque me he dado cuenta que los problemas de la burguesía y la pequeña burguesía son mucho menos importantes históricamente que los del proletariado. Vistos mis orígenes, es diferente, pero hay un momento en que uno salta por encima de su propia alfombra.

No voy a negar que muchas cosas que tienen valor para mí son valores burgueses. No es ninguna coincidencia. Al fin y al cabo, yo he crecido en una sociedad burguesa: ¿de qué otro modo podría ser?.

"Las mujeres, como los demás miembros oprimidos de la sociedad, tienen que realizar acciones bajas e inmorales para sobrevivir, lo que explica el tipo de opresión a que están sometidas."

"La mayoría de las mujeres han sido educadas para estar completamente satisfechas cuando los mecanismos de represión están en pie, lo que no quiere decir que no sufran. Sufren, por supuesto. Las reacciones de cada una dependen mucho de su propia personalidad. Conozco mujeres bastante emancipadas a quienes les gusta ser oprimidas y que, al mismo tiempo, luchan contra su propia opresión. Es una situación llena de contradicciones (...) Ciertas mujeres me critican mucho y me tratan de misógino, lo cual siempre rechazo. No detesto a las mujeres y tales acusaciones sólo pueden provenir de personas que, conscientemente o no, no quieren ver lo que mis películas expresan muy claramente (...) Por mi parte, encuentro muy honesta mi actitud hacia las mujeres. A fin de cuentas, creo que las mujeres actúan de un modo tan despreciable como los hombres e intento dar las razones, que están en la base de nuestra educación y la sociedad donde vivimos. Mi retrato de estas contradicciones no es misógino, sino honesto. Pero no creo que sea de mi incumbencia decir a las mujeres cómo deben conducir su emancipación. Cada mujer debe decidirlo por sí misma. Lo más que puedo decir es que esto o aquello no funciona y hay que hacer algo."

"No estamos en condiciones de aceptar lo contrario de lo que ya existe. Por eso, estamos lejos de la libertad."

"Creo que el entramado social en que vivo no está marcado por la felicidad y la libertad sino más bien por la opresión, el miedo y la culpa. Lo que a uno se le ofrece como vivencia de felicidad es, desde mi punto de vista, un pretexto que una sociedad marcada por las coacciones ofrece a los individuos. Y una oferta así no la acepto."

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