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28/12/20

La Ultima Yoli de Doris Nihgt

 


Ya me hice de un ejemplar de LA ULTIMA YOLI de DORIS NIGHT!!!

La última Yoli es un trip lisérgico detrás de bambalinas del grupo que marcó el under porteño de los años 80. Doris Night es una narradora lúcida que nos lleva de viaje a la década más olvidada de la mano de Los Peinados Yoli.

Final y felizmente se rasgan los velos sobre este legendario grupo de nombre tan surrealista y al mismo tiempo imposible de olvidar, Los peinados Yoli.


Con el mismo swing, la osadía y el desparpajo que caracterizaba al tándem, del que también fuera su incuestionable Alma Mater, la autora vuelve a reconstruirlo autoplagiándose, es decir, rememorando, en esos tiempos en que la palabra Underground definía casi obviamente el renacimiento de una incomparable libertad creativa, junto con la democracia recién retornada.


Con sangre de osada purpurina y con infinitos recursos insólitos siempre imprevisibles Los peinados de Yoli fascinaban cual potentes duendes erótico-lúdicos, desde la inauguración de Cemento hasta innumerables espacios no convencionales, donde podíamos compartir sus poéticas peripecias para (como en esa época tan añorada, el público no era tal, sino acólitos o seguidores) sentirnos parte del juego, más allá del mero aplauso.


Sumergirse en cada página y sin miedo al naufragio en La última Yoli, nos recupera ese indudable placer vertiginoso que Patricia, devenida Doris, o viceversa, finalmente revela sin pelos en la lengua, con su prosa hechizada, potente, como un caleidoscopio restaurado de las noches que surgen, junto con la proliferación de poderosos artistas inclasificables y capaces de hacernos gozar el vértigo fabuloso deo "No show", premisa esencial de Los peinados de Yoli; irrepetibles, maravillosos y, desde ahora, por siempre inolvidables.


Mediante textos intensos, mordaces, alucinantes, expresados no solo con mero brillo verbal; también surge otra certeza: esta Última Yoli vuelve a ser la primera al lograr contárnoslo, sin punto ni puto final, a partir del momento en que se abren los portones, digo, telones, de sus aqui insoslayables e hipnotizadoreas páginas.

13/9/10

Doris Night

Periodista: ¿Vos sos under?
Nelly: ¿Qué?
Periodista: ¿Vos sos under?
Nelly: No. Nelly del Paraná
(De un informe sobre el underground
en el programa de Antonio Gasalla:
“La Torrer de Babel”, años 90 donde
un notero entrevistaba a Nelly del Paraná)



Con lo que me gana la nostalgia siempre. Con lo conservador del pasado que soy. Muchas veces me pregunté porque me gusta tanto esa parte de un tema de Joaquín Sabina que dice “Al lugar donde has sido feliz, no debieras tratar de volver”. La experiencia acredita. Con los años, he regresado a cuerpos alguna vez amados, y ni brindar por los gozos pasados, solo un estar horizontal, ondeante, y adiós. También he vuelto, empecinado, a sitios, algunos tan lejanos, trayectos enormes… Sitios que mi infancia o adolescencia habían mitificado. Y no pude encontrarlos. Estar estaban. Y un lugar puede cambiar más o menos. Pero incluso mis ojos, que siempre son los mismos, tenían otra mirada. Siempre fue luego preguntarme ¿para qué? ¿para qué? Los recuerdos son un objeto bello, indescriptible y mutable que nos regala la vida.
“Al lugar donde has sido feliz, no debieras tratar de volver”. Ya no quiero volver. Prefiero ir. Porque aquello, me acompañará siempre, aquello, que por alguna razón, es un ladrillo mas en mi constitución como persona. Con la Historia pasa lo mismo. Sin ciertos episodios no hubieran sido posibles otros. Por eso cuando se trataba la Ley de Matrimonio Igualitario se habló en repetidas oportunidades de la Ley de Divorcio o del Voto Femenino. Distantes en el tiempo, pero como muchos personajes de Beckett, no existirían uno sin el otro.
Para la mayoría de los que nos dedicamos al teatro de una u otra manera, hay momentos a los que siempre volvemos. Aunque no hayamos estado ahí. Y volvemos en la palabra, con una imagen, desde la nostalgia de aquello que no volverá a suceder. El teatro under no existe más. Hace mucho que dejó de existir. Por mas alejado del circuito que te pongas, por mas oscura que sea la sala donde lo hagas… El under, lo hicieron otros. Tienen nombre y apellido. Y son irrepetibles. Esas cosas suceden de una sola manera: siendo sinceros con el propio arte. En aquel entonces –que lejano suena, tanto como un “Allá lejos y hace tiempo”- había muchas cosas por decir, veníamos de una masacre –me incluyo como argentino, no como partícipe, era muy niño- y los discursos aun no acaban de organizarse. ¿Importaba? Espacios no convencionales se convirtieron en lugares donde la soga dejaba de apretar el cuello, donde hasta en al agua se podía aprender a respirar. Hoy vamos a encontrar a aquellos artistas en muchos libros sobre teoría teatral. Podemos asistir a seminarios. Incluirlos en programas educativos. Hablar de ellos como lo estoy haciendo yo. Lo cierto es que ellos no aspiraban entrar en la Historia, y mucho menos en la Historia del Teatro. Ellos no pretendían dar clase. Crear sistema. Incluirse dentro del “campo intelectual”. Revolucionar la escena. Etc. Etc. Etc. Solo querían HACER. ¿Teatro? ¿Poesía? ¿Plástica? ¿Performance? Eso nos importa a ahora. “El nombre cancela siempre la experiencia” dice uno de los personajes de “La paranoia” de Spregelburd. Ellos hacían. Y la acción fue potente, espontánea, desprejuiciada, inocente y sobretodo generadora. Eso es mística. Porque si uno es único, respeta su esencia y con eso crea, ya está, no hay nada más que buscar.
No es raro que en estos tiempos, el teatro OFF solo signifique una contraposición con el teatro COMERCIAL, como si el OFF no lo fuera. Solo se trata de una cuestión de números y alguna que otra forma estética más o menos estandarizada. Pero la gran diferencia entre aquel under y este off, es que hoy, la desesperación por pasar a la historia es intencional y evidente, al menos en los casos más chabacanos. Ante muchos espectáculos uno puede ver claramente con qué se está rompiendo, y también ver esos escombros, pero lo que uno no puede presenciar es lo que se está construyendo. Quizá sea imposible escapar del poder de absorción de la Cultura. Un cultura Kleenex. Porque “pertenecer hace la diferencia”. Está bien. Bueno. 
Hoy cerca de las 15 hrs. Le pusimos el collar a Diana, que es una perra sorda e hiperactiva que encontramos hace unos años al costado de las vías y empezamos a caminar hacia el centro de Hurlingham. Doris me iba avisando por mensajes de texto por donde estaba: “Recién pasé el Hospital Posadas”… “Estoy en Rubén Darío”… Nunca nos habíamos visto más que por Facebook. Antes de salir de su casa, hablamos, y bromeamos “Llevo una flor para que nos reconozcamos”, “No te preocupes, llevo a la perra que es un escándalo, te vas a dar cuenta”.
Cuando yo tenía 15 años y estudiaba teatro, el under estaba llegando a su fin. Sin despedidas. Sucedió. Espacios que se cerraron. Artistas que emprendieron su gira eterna. Rumbos que cambiaban. Los noventa iban a pisar muy pero muy fuerte.
Y ahí estábamos ahora, un Domingo que se empezaba a poner fresco, caminando rumbo a casa y luego a la Biblioteca LGTTB “Oscar Hermes Villordo”.
Doris Night, generadora junto a Tino Tinto y Walter “Batato” Barea de “Los Peinados Yoli” que también incluían a Divina Gloria, Peter Pirello, Dennis Pannullo, Ronnie Arias y Ben Gala. Sería redundante escribir mis sentimientos sobre aquellos personajes del under de los 80, sobretodo cuando ya lo hice en otras entradas. Lo concreto, es que los mates con Doris, nos lo tomamos en pleno 2010. Ni siquiera en el mismo siglo de aquellos años jóvenes de democracia. Charlamos mucho, y claro que la nostalgia apreció. Pero fue un ratito. Porque no tenemos ganas de olvidar. Pero sabemos que aquellos que no están, nos acompañan tanto como aquellos momentos que ya fueron, y que nos hicieron ser como somos. Por eso, hablamos de esas cosas vanas imprescindibles para vivir. De tonterías que le hacen bien a todos porque inicialmente le hacen bien a uno. De teorías absurdas que hoy no le importaran a nadie (ojo, mañana si) De proyectos esperpénticos. De pelucas. De lo ricas que son las nueces. De Teatro. De amor. De todas esas pavadas, sin las cuales, la vida no merecería la pena.
Hoy “Los peinados Yoli” integran también la Biblioteca. Y estarán dispuestos, siempre, para aquellos que tengan ganas de abrir el cofre mágico y precioso del pasado, y despeinarse un poco con aire nublado de hierbas quemadas, con la música errante, los vapores etílicos, y aquellos sudores del cruising que siempre terminaban siendo gritos, palabras e imágenes sobre cualquier piso que hoy llamaríamos escenario.
-La foto de esta entrada es de Olkar Ramírez.
-Metete de lleno en el mundo de Doris, visita y volvé a visitar su blog siguiendo este Link.

Pietro
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