En la adolescencia había leído un cuento de Marta Lynch en una antología y como me había gustado, comencé a comprar cada libro de ella con que me cruzaba. Poco sabía de su vida. Y no llegué a leer ninguna de sus novelas. Si, otros cuentos, como “La pieza de alquiler” que no deja de resultarme inquietante.
Uno tiene en su biblioteca personal muchos libros que quizá nunca llegue a leer. Y ahí estaba Beatriz Guido. Había comprado un ejemplar de “Piedra libre” porque sabía que se había echo una versión cinematográfica en la que trabaja Marilina Ross. A mediados de este año me maravillé al leer “La caida” y pegadito, no recuerdo si antes o después, leí “Jorge, el nadador” de Leopoldo Torre Nilsson, el gran amor de Beatriz. Me enamoró la escritura de Torre Nilsson, lo mismo que me sucede con muchas de sus películas.
No creo que sea necesario justicar la presencia de estas autoras en la Biblioteca LGTTB. Porque si bien el objetivo de la Biblioteca apunta a lo LGTTB a modo de registro, me parece mas que intersante la diversidad y porque sería estúpido negar otras escrituras. Cuando el impulso constante es el de incluir.
Estas mujeres fueron parte de una epoca que Cristina Mucci logra plasmar en las biografías donde el ambito literario era mucho mas preponderante que el de hoy. Estas mujeres se codeaban con escritores como Mujica Lainez, Puig, Villordo… Alguna podía tildarlos de “maricones”, y hasta de “maricones de mierda” y otra podía tenerlos de íntimos amigos y hasta compartir proyectos. Poner la lupa en esos aspectos es lo que suma también a la Biblioteca, porque proporciona miradas, conocimientos de épocas pasadas.
Pietro
-Los dedos de la mano
-Te acordaras de Taormina
Emece - Argentina - 1975
-Saloma
Sudamericana - Argentina - 1980
-George Sand - Una mujer como yo
Emece - Argentina - 1972
-Telefono ocupado
Emece - Argentina - 1971
PODES COLABORAR CON EL PROYECTO A TRAVES DE MERCADOPAGO, escribinos a bibliotecalgttb@gmail.com
MATERIAL DISPONIBLE EN BIBLIOTECA LGTTB de Beatriz Guido
Libros:
-Piedra libre
Galerna – Argentina – 1976
-La caida
Prologo por la sprofesoras Renata Rocco-Cuzzi e Isabel Stratta
Capitulo – CEAL – Argentina – 1981
-¿Quién le teme a mis temas?
Fraterna – Buenos Aires – 1977
-Soledad y el Incendiario
Ilustraciones de Elena Torres
Abril – Argentina - 1982
-Apasionados
Losada – Argentina – 1982
-El incendio y las vísperas
(15 de Octubre de 1952 – 15 de Abril de 1953)
Losada – Argentina – 1967
(15 de Octubre de 1952 – 15 de Abril de 1953)
Losada – Argentina – 1967
-Fin de fiesta
Orbis - Hyspamerica - Argentina - 1983
-La invitación
Losada - Buenos Aires - 1979
-Escándalos y soledades
Losada - Argentina - 1972
Losada - Argentina - 1972
MATERIAL DISPONIBLE EN BIBLIOTECA LGTTB de Leopoldo Torre Nilsson
Libros:
-Jorge, el nadador
Torreon – Argentina – 1978
Películas: Piedra libre, El pibe cabeza, Boquitas pintadas, La maffia, La mano en la trampa y otras…
Mas de Torre Nilsson aquí:
http://bibliotecalgttb.blogspot.com.ar/2012/07/leopoldo-torre-nilsson.html
MATERIAL DISPONIBLE EN BIBLIOTECA LGTTB de Marta Lynch
-Cuentos de colores
Sudamericana – Argentina – 1980
-Informe bajo llave
Sudamericana – Argentina – 1983
-Los dedos de la mano
Sudamericana – Argentina – 1976
-El cruce del río
Sudamericana - Argentina - 1972
-Los años de fuego
Sudamericana – Argentina – 1980
-La penultima version de la Colorada Villanueva
Sudamericana – Argentina – 1978
-Un árbol lleno de manzanas
Sudamericana – Argentina – 1974
-Al vencedor
Losada – Argentina – 1966
-No te duermas, no me dejes
Sudamericana – Argentina – 1985
-Toda la funcion
Abril – Argentina – 1982
AUTOGRAFIADO
-Los cuentos tristes
Planeta – Argentina – 1979
AUTOGRAFIADO
-La señora Ordoñes
Jorge Alvarez – Argentina – 1967
-La alfombra roja
Compañía General Fabril – Argentina – 1962
MATERIAL DISPONIBLE EN BIBLIOTECA LGTTB de Silvina Bullrich
Libros:
-Mis memorias
EMECE - Argentina - 1980
-Te acordaras de Taormina
Emece - Argentina - 1975
-Saloma
Sudamericana - Argentina - 1980
-George Sand - Una mujer como yo
Emece - Argentina - 1972
-Telefono ocupado
Emece - Argentina - 1971
-Los burgueses
Sudamericana – Argentina – 1966
-Mal don
EMECE – Argentina – 1973
-Los despiadados
EMECE – Argentina – 1978
-Cuento cruel
Abril – Argentina – 1983
-Tres novelas:
Bodas de cristal
Mientras los demas viven
Un momento muy largo
Sudamericana – Argentina – 1970
-Carta abierta a los hijos
Emece - Argentina - 1970
Emece - Argentina - 1970
-Carta a un joven cuentista
Santiago Rueda - Argentina - 1968
-La Argentina contradictoria
Emece - Argentina - 1986
-Los salvadores de la patria
Sudamericana - Argentina - 1965
-El hechicero
Goyanarte - Argentina - 1961
-El hechicero
Goyanarte - Argentina - 1961
-Los mandarines
Traduccion de Silvina Bullrich
Debolsillo - España - 2011
-La invitada
Traduccion de Silvina Bullrich
Debolsillo - España - 2011
-La invitada
Traduccion de Silvina Bullrich
Debolsillo - España - 2011
-Cuando cae el telon
Circulo de Lectores - Argentina - 1987
-Historias inmorales
Sudamericana - Argentina - 1976
-Cuando cae el telon
Circulo de Lectores - Argentina - 1987
-Historias inmorales
Sudamericana - Argentina - 1976
MATERIAL DISPONIBLE EN BIBLIOTECA LGTTB de Cristina Mucci
Libros en FORMATO PDF de Cristina Mucci
Formato Digital PDF - EPUB
Contacto: bibliotecalgttb@gmail.com
Grupo editorial Norma – Argentina – 2002
FORMATO DIGITAL PDF - EPUB
Entre los primeros años de la década del sesenta y hasta mediados de los ochenta, tres escritoras -Beatriz Guido, Silvina Bullrich y Marta Lynch- lograron una fama comparable a la que hoy sólo tienen algunos deportistas y personajes de la farándula. Cada una a su manera rompieron barreras y avanzaron sobre prejuicios y sectores de poder. Aunque fueron denostadas en vida y aún después de sus muertes, abrieron un camino en la literatura argentina y supieron, con distintas variantes, expresar las distintas situaciones por las que fue atravesando el país.
Pese a sus diferencias y seguramente a su pesar -ya que cada una aspiraba al protagonismo absoluto y competía con las otras- formaron un trío mediático de enorme presencia. Más allá de sus respectivas obras, tuvieron la habilidad de superar lo literario y convertirse en personajes, y así se hicieron esa fama de transgresoras que las acompañaría siempre.
Por supuesto que no se trató de un fenómeno aislado. En un país que todavía tenía un proyecto, durante la década del sesenta se desarrolló la industria cultural más importante de habla hispana, y dentro de ella el libro jugó un rol importantísimo. Muchos escritores (Jorge Luis Borges, Manuel Mujica Láinez, Manuel Puig, entre otros) eran figuras habituales en los medios masivos, donde opinaban sobre los temas más diversos.
No conocí personalmente a Beatriz Guido, sólo la vi de lejos en algunas pocas ocasiones y jamás conversé con ella. Sin embargo, durante mi adolescencia tuvo una cierta importancia. En esa época leí El incendio y las vísperas, su libro más exitoso. Con su discurso de Revolución Libertadora representó a una gran porción de esa clase media a la que Arturo Jauretche -otro gran best-seller de la época- ridiculizó con el nombre de “medio pelo”. El peronismo, la Revolución Libertadora y el medio pelo son temas que, aunque parezca mentira, todavía tenemos pendientes. Nuestros padecimientos nos dan la pauta de que son muchos los hechos que aún no logramos superar.
La señora Lynch – Biografía de una escritora controvertida
FORMATO DIGITAL PDF - EPUB
Entre los primeros años de la década del sesenta y hasta mediados de los ochenta, tres escritoras -Beatriz Guido, Silvina Bullrich y Marta Lynch- lograron una fama comparable a la que hoy sólo tienen algunos deportistas y personajes de la farándula. Cada una a su manera rompieron barreras y avanzaron sobre prejuicios y sectores de poder. Aunque fueron denostadas en vida y aún después de sus muertes, abrieron un camino en la literatura argentina y supieron, con distintas variantes, expresar las distintas situaciones por las que fue atravesando el país.
Pese a sus diferencias y seguramente a su pesar -ya que cada una aspiraba al protagonismo absoluto y competía con las otras- formaron un trío mediático de enorme presencia. Más allá de sus respectivas obras, tuvieron la habilidad de superar lo literario y convertirse en personajes, y así se hicieron esa fama de transgresoras que las acompañaría siempre.
Por supuesto que no se trató de un fenómeno aislado. En un país que todavía tenía un proyecto, durante la década del sesenta se desarrolló la industria cultural más importante de habla hispana, y dentro de ella el libro jugó un rol importantísimo. Muchos escritores (Jorge Luis Borges, Manuel Mujica Láinez, Manuel Puig, entre otros) eran figuras habituales en los medios masivos, donde opinaban sobre los temas más diversos.
No conocí personalmente a Beatriz Guido, sólo la vi de lejos en algunas pocas ocasiones y jamás conversé con ella. Sin embargo, durante mi adolescencia tuvo una cierta importancia. En esa época leí El incendio y las vísperas, su libro más exitoso. Con su discurso de Revolución Libertadora representó a una gran porción de esa clase media a la que Arturo Jauretche -otro gran best-seller de la época- ridiculizó con el nombre de “medio pelo”. El peronismo, la Revolución Libertadora y el medio pelo son temas que, aunque parezca mentira, todavía tenemos pendientes. Nuestros padecimientos nos dan la pauta de que son muchos los hechos que aún no logramos superar.
La señora Lynch – Biografía de una escritora controvertida
Grupo editorial Norma – Argentina – 2001
En octubre de 1985, cuando se suicidó la escritora Marta Lynch, yo trabajaba como columnista de libros en la edición matutina del diario La Razón. Al llegar a la redacción, uno de los secretarios me pidió que escribiera su necrológica, y puse una excusa para no hacerlo. No la conocía demasiado, pero algunos hechos que había protagonizado en su última época hacían que el personaje no me simpatizara, y no me pareció el momento oportuno para tratarlos.
Cinco años después, Félix Luna me convocó para escribir la biografía de una escritora para una colección que dirigía. Le propuse a Marta Lynch porque consideré que tenía elementos que valía la pena tratar: los vaivenes políticos, el éxito, el enorme espacio público que detentaban algunos escritores de su época, la situación de la mujer, el envejecimiento, las cirugías estéticas, el suicidio, me resultaban más que suficientes. Además, sería una manera de romper con cierta tradición que parece establecer que el biógrafo debe ser un defensor o admirador a ultranza del biografiado. ¿Por qué no tomar un personaje altamente contradictorio y mostrarlo en sus contradicciones, con lo bueno y con lo malo? Sin embargo, tal vez era muy pronto. Ese libro no se publicó, pero la idea perduró y dio lugar a éste, que se publicó en el año 2000.
Mucha gente que conoció a Marta no quiso hablar de ella, tal vez porque fue un personaje emblemático de algunas cuestiones todavía no resueltas. De ese punto -el que finalmente más me llegó a interesar- me fui dando cuenta a medida que trabajaba. Con sus constantes virajes políticos, su obsesión por la imagen y su afán por figurar a cualquier precio, fue una precursora de una ética y una estética que se instalaría fuertemente en la Argentina unos años después de su suicidio, con el advenimiento del menemismo. En cierta medida, Marta Lynch fue víctima de su propio pragmatismo, en una época -la del retorno a la democracia- en la que se intentaba volver a apostar a la ética y a la coherencia ideológica. Tal vez por esto (y por todo lo que sucedió después) siga provocando una cierta molestia, la sensación de que hay temas que es preferible no volver a plantear.
Formato Digital PDF - EPUB
Cinco años después, Félix Luna me convocó para escribir la biografía de una escritora para una colección que dirigía. Le propuse a Marta Lynch porque consideré que tenía elementos que valía la pena tratar: los vaivenes políticos, el éxito, el enorme espacio público que detentaban algunos escritores de su época, la situación de la mujer, el envejecimiento, las cirugías estéticas, el suicidio, me resultaban más que suficientes. Además, sería una manera de romper con cierta tradición que parece establecer que el biógrafo debe ser un defensor o admirador a ultranza del biografiado. ¿Por qué no tomar un personaje altamente contradictorio y mostrarlo en sus contradicciones, con lo bueno y con lo malo? Sin embargo, tal vez era muy pronto. Ese libro no se publicó, pero la idea perduró y dio lugar a éste, que se publicó en el año 2000.
Mucha gente que conoció a Marta no quiso hablar de ella, tal vez porque fue un personaje emblemático de algunas cuestiones todavía no resueltas. De ese punto -el que finalmente más me llegó a interesar- me fui dando cuenta a medida que trabajaba. Con sus constantes virajes políticos, su obsesión por la imagen y su afán por figurar a cualquier precio, fue una precursora de una ética y una estética que se instalaría fuertemente en la Argentina unos años después de su suicidio, con el advenimiento del menemismo. En cierta medida, Marta Lynch fue víctima de su propio pragmatismo, en una época -la del retorno a la democracia- en la que se intentaba volver a apostar a la ética y a la coherencia ideológica. Tal vez por esto (y por todo lo que sucedió después) siga provocando una cierta molestia, la sensación de que hay temas que es preferible no volver a plantear.
Grupo editorial Norma – Argentina – 2003
AUTOGRAFIADO
Silvina Bullrich fue la escritora argentina más exitosa, la que obtuvo más fama y la que más libros vendió. Con el modelo explícito de los best-sellers norteamericanos, logró montar una especie de industria unipersonal que producía a razón de un libro por año. Aparecían antes de Navidad y el público los consumía en la playa durante el verano. Era una escritora talentosa y sabía contar, pero como no se privó de reconocer muchas veces (porque lo decía todo, o casi todo), las presiones del mercado la fueron apartando de su ruta. Dejó en el camino una trayectoria seria, que podría haber sido.
¿De qué hablaba? De lo que conocía bien. Las viejas casonas tradicionales, los pisos de Barrio Norte, las estancias, las herencias, los viajes a Europa. Y por supuesto, de los amantes, las traiciones, la indiferencia de los hijos, lo difícil que resulta vivir y crecer para una mujer. O sea, en gran medida, de ella misma. Era ella la que vendía. Una mujer punzante que desmenuzaba con agudeza a su propia clase y de paso, permitía a sus lectores entrometerse en ese mundo. Ella sabía esto y lo explotó durante años. Ganó bastante dinero, algo que le importaba muchísimo porque a pesar de los brillos no era rica. Además, le gustaba provocar.
Era agresiva, egoísta, en ocasiones desagradable, y mucha gente no la quería. Pero también, a su manera fue valiente y en cierta forma, feminista. Ella, que apenas había aprobado sexto grado porque según su madre “en el secundario los profesores preguntan cosas verdes sobre el cuerpo humano”, decidió que iba a ser escritora, libre e importante. Y logró serlo. Tuvo los hombres que quiso, se divorció cuando nadie lo hacía y afrontó una convivencia sin papeles. Se quejó, reclamó, escribió artículos. Abrió caminos, aunque siempre en su estilo particular.
Como a las otras escritoras del trío más mentado, la conocí en mi adolescencia por medio de sus libros (Los burgueses, Los salvadores de la patria, Bodas de cristal, La creciente, Los pasajeros del jardín y Mañana digo basta). A partir de los setenta me fui alejando, aunque hay que reconocer que ella me ayudó bastante. Fue en esos años cuando publicó sus títulos más superficiales y apurados.
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¿De qué hablaba? De lo que conocía bien. Las viejas casonas tradicionales, los pisos de Barrio Norte, las estancias, las herencias, los viajes a Europa. Y por supuesto, de los amantes, las traiciones, la indiferencia de los hijos, lo difícil que resulta vivir y crecer para una mujer. O sea, en gran medida, de ella misma. Era ella la que vendía. Una mujer punzante que desmenuzaba con agudeza a su propia clase y de paso, permitía a sus lectores entrometerse en ese mundo. Ella sabía esto y lo explotó durante años. Ganó bastante dinero, algo que le importaba muchísimo porque a pesar de los brillos no era rica. Además, le gustaba provocar.
Era agresiva, egoísta, en ocasiones desagradable, y mucha gente no la quería. Pero también, a su manera fue valiente y en cierta forma, feminista. Ella, que apenas había aprobado sexto grado porque según su madre “en el secundario los profesores preguntan cosas verdes sobre el cuerpo humano”, decidió que iba a ser escritora, libre e importante. Y logró serlo. Tuvo los hombres que quiso, se divorció cuando nadie lo hacía y afrontó una convivencia sin papeles. Se quejó, reclamó, escribió artículos. Abrió caminos, aunque siempre en su estilo particular.
Como a las otras escritoras del trío más mentado, la conocí en mi adolescencia por medio de sus libros (Los burgueses, Los salvadores de la patria, Bodas de cristal, La creciente, Los pasajeros del jardín y Mañana digo basta). A partir de los setenta me fui alejando, aunque hay que reconocer que ella me ayudó bastante. Fue en esos años cuando publicó sus títulos más superficiales y apurados.
OTRAS BIOGRAFÍAS
-Beatriz Guido - Mentir la verdad
por Elsa Osorio
Planeta - Argentina - 1991
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