Un Juez que profesa dogma y doctrina que empañan la transparencia jurídica afrentando la balanza de la Justicia con ornamentos clericales y forzando a la Ciencia a firmar dictámenes con paradigmas macilentos.
Porque la Justicia, así como el Estado deben ser Laicos y la interpretación de las demandas no debe estar sujeta ni a las hostias que tragan cada domingo para intentar lavar sus culpas, ni a fundamentalismos científicos obsoletos que bregan por explicar la realidad de las sexualidades y las expresiones de género con la analogía del enchufe y el toma corriente.
El Juez Güiraldes atenta en su fallo contra la integridad subjetiva de una persona, impulsándola y acorralándola en la imposibilidad de ser, vivir y expresarse libremente con las garantías y potestades jurídicas sobre su cuerpo que el Estado le debe como Derecho.
Maiamar Abrodos se verá obligada una vez mas a tener que explicar quién es ante los ojos que no pueden (¿?)verla.
¿Cuánto interés ha tenido éste Magistrado en conocer y ver quién es verdaderamente Maiamar?
¿Cuánto esfuerzo ha realizado en centrar su mirada en inexistentes naturalismos y alejarse de tantas evidencias que dan cuenta que ni la feminidad ni la masculinidad están determinadas por la mera corporalidad?
Y es que se intenta forzosamente proclamar al orden natural como aval organizador de una Sociedad codiciada de poder. La Iglesia es y ha sido siempre la Institución política más poderosa y peligrosa que sectoriza y oprime en su división de clases. Se preocupa en condenar las libertades y autonomía que nos confiere nuestra subjetividad sobre nuestros propios cuerpos y nuestra propia existencia y por otra parte avala y protagoniza la violencia opresora que intenta no perder el poderío de determinar lo que distingue lo bueno de lo malo, lo normal de lo anormal, lo natural de lo antinatural.
La expresión de Género se expresa naturalmente y se vuelve genuina y verdadera sólo en la voz de quien la autopercibe y así la vive y expresa.
Y los tribunales de Justicia, en tanto aún no exista una Ley de Identidad que los exima de ser los responsables de prescribir lo que cada sujeto debiera poder determinar sin mediatizaciones; deben estar limpios de cruces doctrinarias al momento de dictaminar sentencias.
Lxs integrantes del Colectivo Trans, somos la evidencia natural de que la expresión de Género no está decretada ni sujeta a lo tangible de los cuerpos y que sobre los mismos somos nosotrxs y no otrxs quienes tenemos la palabra y las decisiones sobre tales.
Somos la evidencia que destierra los paradigmas normalizadores que insisten en estigmatizarnos, patologizarnos y criminalizarnos suprimiéndonos del sistema que a sus ojos se empobrece en la emergencia de las autonomías y libertades.
Somos la evidencia de la amenaza que dirime atentando contra la perpetuidad del poder que nos invisibiliza y excluye.
La expresión de las libertades obstaculiza el poder totalitario, y es así como se inmiscuyen volviendo raquítica la idoneidad de sus representantes en la Justicia e intentan teñir y presionar en las discusiones parlamentarias que disuaden su poder.
Debimos enfrentar sus presiones y estrujes en el marco de la discusión sobre la Ley de Matrimonio Igualitario y nos enfrentan bajo la misma violencia e intimidación en las luchas que aún no abandonamos como las Leyes de Identidad de género y Aborto legal, seguro y gratuito.
Un Estado laico debiera garantizar el ejercicio democrático de nuestros derechos y libertades sobre nuestros cuerpos e identidades.
Un Estado laico debiera librarnos de la violencia tiránica de las doctrinas que pujan por organizar la existencia de ciudadanxs que viven en Democracia.
Maiamar Abrodos, se convierte en otra evidencia de la apremiante necesidad de una Ley que nos abrace en la Igualdad que se instituye en el reconocimiento del derecho a ser diferentes.
Compañera Maiamar…ésta Lucha es de Todxs.
Vida Morant
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