(las copias de estas fotos fueron un regalo que me hizo Malva Solis)
Durante la Edad Media, el teatro que servía principalmente como un género de evangelización, distracción y difusión cultural, dio paso a un fenómeno mayúsculo que salió de los pequeños escenarios y se remontó a las calles; creando con esto, una representación humana casi dionisiaca días antes de la llamada cuaresma católica. Esta fiesta callejera, donde los pobres se vestían de ricos y los ricos de pobres; donde un perro podía ser rey por un día, un carpintero tenía la capacidad de hablar en un congreso real y un conde barría las calles y fregaba los platos, es conocida como el carnaval. El carnaval, que sigue vigente hasta hoy en día, dio paso a una literatura carnavalesca que se puede analizar en términos de la teoría bajtiniana.
Vale la pena hacer una distinción entre carnaval y carnavalización. Un carnaval es un espectáculo ritual donde participa un gran número de gente. No hay escenarios, ni actores, ni límites. Cada quien juega el papel que quiere representar y vive el famoso carpe diem de Horacio. El carnaval, en suma, es la fiesta que da paso a la exaltación de los impulsos y libera al cuerpo del alma. La carnavalización, por su parte, es la representación de los principales fenómenos que surgen en un carnaval dentro de la literatura. Por ende, en la literatura carnavalesca se debilita el lenguaje formal y los temas serios, dando paso a un lenguaje casi burlesco que acaba con el pragmatismo literario y se centra en el lenguaje. La carnavalización resulta un elemento teórico con el cual se puede analizar una obra literaria.
Para Bajtin, el principal indicio de la carnavalización en la literatura es que exista un mundo al revés. Es decir, que la literatura adopte fenómenos del carnaval. El sexo, la bebida, el desinterés y la irresponsabilidad, son temas clave de la literatura carnavalesca. Además, los textos carnavalescos se caracterizan por ser excéntricos y por hablar sobre temas profanos. Lo considerado sagrado socialmente es destruido, burlado o modificado en este tipo de literatura. Los temas cotidianos son aceptados en la carnavalización siempre y cuando se aborden con ojo crítico, desde una perspectiva diferente que haga de lo común algo innovador.
Pensemos en una novela que pueda ser considerada carnavalesca. Haciendo poco esfuerzo podemos encontrar, como lo propone Bajtin, a Don Quijote. El mundo al revés se muestra de manera clara y contundente: un caballero que no es caballero como personaje principal, una princesa que dista mucho de ser el estereotipo de la realeza; y un escudero que lejos de ser valiente, se dedica a reflexionar sobre las cuestiones del mundo. Monstruos imaginarios y reyes que sirven bebidas en una vieja taberna. Don Quijote, como personaje, imagina un mundo alterno, sacado completamente de su imaginación, y él mismo crea un carnaval dentro de su cabeza.
Dentro de la literatura mexicana actual, también podemos encontrar indicios de literatura carnavalesca. La sangre erguida del escritor Enrique Serna, da cuenta de ello. Los tres personajes principales de la obra, un mexicano, un español y un argentino, aunque se mueven por mundos distintos, cuentan con una característica en común: todos tienen una cierta obsesión con su miembro viril. A partir de esta obsesión, donde el miembro de cada uno de los personajes adopta características casi prosopopéyicas, se crea el mundo alterno o carnavalesco. Para uno el miembro viril es un ente alterno a sí mismo, pensante y por lo tanto con voluntad propia. Para otro, su miembro tiene súper poderes . Para otro, su miembro es el límite principal entre él y el sexo femenino. Por otro lado, dentro de la historia, los personajes se van uniendo paulatinamente unos con otros. Se conocen, interactúan de alguna manera y terminan ligados al mismo destino: la cárcel. En la novela, los escenarios, las situaciones y los personajes mismos van de lo cotidiano a lo burlesco, generando con esto una literatura carnavalizada.
En suma, encontrar literatura carnavalesca ya sea en términos bajtinianos o no, es relativamente sencillo. El lector debe prestar principal atención a cómo se va desarrollando la historia, a cómo los sucesos se van narrando de manera ordinaria y cómo poco a poco se van transformando la trama para pasar de lo común a lo inverosímil. Toda literatura puede ser por sí misma un carnaval, pues a fin de cuentas la vida misma da cuenta de giros inverosímiles, los cuales van transformando nuestras historias hasta convertirlas en algo ajeno a nosotros.
FUENTE https://revpalabrerias.com/2018/04/04/definicion-carnavalizacion-de-acuerdo-a-bajtin/
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