por Alejandro Urdapilleta
Foto “Tumberos” Dirigido por Adrián Caetano, hizo de El Seco (2002 |
1: Corrientes y Esmeralda.
Había una película que se llamaba Adorado Jhon, no sé si está bien escrito, era danesa, o rusa, o finlandesa, una película de arte pero con desnudo masculino. Ibamos con los compañeros de la secundaria a ver una de Isabel Sarli y daban esta. Y todos se aburrían pero yo no. En un momento el protagonista se tiraba desnudo al mar y yo flipaba. Después en la de la Sarli no me importaba nada, lo único que miraba era si los compañeritos se tocaban o si se les paraba. A mi no me pasaba nada con la chica de la película, lo mío era Adorado Jhon.
Mi amor por la pornografía, o por el cine, mejor dicho, nació del cine Lorraine y el Arte. Todos los psicobolches iban a ver Torquemada. Yo vi cientos de veces Mujeres apasionadas porque había garcha en puerta. Midnight cowboy también. Hubo en la época de Cámpora una especie de recreo de censura que duró unos meses, pudimos ver Pasolini sin cortes. El decamerón y Los de Canterbury con esos bultos me dieron material para la biblioteca del pajerío a tope.
Entonces quiero enviar un homenaje al cine Rosemary, de la calle Corrientes y Esmeralda. Ahí estaba la pomada. Yo con 16.
Un lugar alucinante que bajabas y había pasillos y pasillos. Un corredor frío y vacío que circunvalaba la sala de butacas y baños acá y allá, y un ¡barcito! Donde me tomaba mis ginebritas ya a esa altura ¡que sí!. El sonido de la película, que en esos tiempos era o gallego o brasilero, de las eróticas que no muestran nada. Ahí la cosa estaba en el ajedrez de las butacas. Se cambiaba uno de lugar, tres filas se corrían para la izquierda. Ajedrez de vergüenzas e ímpetus carnívoros, braguetas abiertas, chupeteadas por doquier.
No digo nada, ya me agoté.
Y ahora también como novedad está el BaitBus. En donde se puede ver cómo el argentino afuera es casi igual que en su patria. Acá se trata de una Van que con una putarraca circula por Miami y enganchan un transeúnte desprevenido y con el señuelo de una teta lo llevan a paseo. Luego le confiesan intenciones de producciones porno y le ofrecen 2000 verdes y ellos agarran. Terminan abotonados a un putarraco, ¡pero lo divertido es que ahí aparecen argentinos! ¡Es genial! No hay porno gay argentina, acá es una oportunidad de ver algo parecido.
2: El linyera y la galletita de agua.
Pensaba qué decir sobre la pornografía y busqué escatología y decía -hoy no sé si dirá lo mismo-: tratado de los excrementos y doctrina referente a la vida de ultratumba; muy lindo, pero ¿por qué fui a mirar eso en el diccionario?, entonces ví que en la vereda de enfrente estaba acostado el linyera roñoso, el borracho del barrio, uno de esos que duermen en las plazoletas de la nueve de julio, pegando gritos, asustando a los transeúntes, entonces me serví la octava cañita Legui y desde mi primer piso se me ocurrió hacerle pasar un momento agradable al desgraciado dedicándole una sesión de música personalizada con el aparato a todo volumen. Le mandé al principio Monteverdi, cuestión que quedó medio hipnotizado, después de golpe Manu Chao y con eso se encendió y largó carcajadas, pero cuando puse Jimi Hendrix Vodoo Child empezó a tocarse y en un momento sacó la pija y a pajearse ¡Ala! ¡El pajote público! Y en la otra mano un tetrabrik apurado. Estaba en éxtasis el choborra, y yo también, aunque el espectáculo era tremendo. La calle Tacuarí acá en Monserrat es muy angosta y no está preparada para eso. Pasan colectivos y mucha gente a las siete de la tarde. Cuestión que apagué todo y el pobre desgraciado quedó en descubierto sin nada que le acompañe la manufactura enloquecida a la que se había entregado creyéndose muerto y revivido
3: Animalitos de Dios.
El amor es un invento humano, la garchada, el baboseo, el látex, la chupada, el doble anal, el disfraz de la mucamita, artilugios todos de los humanos. No se ve a los animales con látigos y el burro no le hace el fist fuckin a la vaquillona. ¿O sí? Tampoco he notado voyeurismo. Cuestión que eso de ir a ver cómo se la hacen los otros es un poco contagiarse del pecado original, lo que nos distingue. Esconder y sacralizar. ¿Es sucio lo que nos une? Defecar, comer, todos nacimos enroscados en un lecho uniendo jugos, ungidos, la extrema unción. ¿Por qué se lo esconde? ¿Por qué es sucio? No cabe duda, es la guarrada, es la chanchada, es la cosa más pecaminosa, es la enlechada milagrosa que nos reproduce. La gran jugarreta. Mi cuerpo tira hacia abajo, que es donde queda el carajo, y mi espíritu tira pa arriba, donde dios quiere que yo viva.
Y al respecto en esa escena milagrosa, ella se transforma en chancho, y luego libélula. Él la agarra de atrás, siendo buey. Luego la cara le es de marmota del monte, después castor, que es parecido, y al final calandria. Los dos terminan siendo galletitas de agua.
4: El hombre argentino.
A ver qué decimos sobre la miserable pornografía, que en realidad es una porquería, por eso es divertida, o por lo menos para mí. Para cada cual debe ser distinto, además. O sea que se mezcla lo sucio y dále mostráme el ojete y chupá dale chupá! Atrás del mueble, con esa parte privada que es lo espiritual, las etapas, el ser vivo que tiene que soportar esta cosa de existir con un cuerpo que pide tocar y que lo toquen. Un cuerpo que pide ser golpeteado por un garompón precioso argentino, porque el hombre argentino es famoso por lo bello pero es medio pelotudo, porque es problemático. Si eso es pecado, entonces la pornografía es la práctica del pecado, por eso digo que es un rollo espiritual, no solamente experimentar novedades como un enólogo recostando la napia cada tanto sobre un vaso de tinto sino por ejemplo paladear el placer de degenerar a alguien que no tiene idea, no digo un niño porque la pedofilia no me va, ya tengo muy cargada la conciencia como para gustar de destrozarle el cráneo a un niñit blanquit y rosagant, es medio asesino, medio buitre, ¿Juicio? Sí, y prejuicio, no gusto de ellos, les deseo dolor tremendo, me puse loco, pero es que en una época yo andaba con uno que su padrastro se lo movía desde los siete a los doce o trece, un marino mercante de barrio norte que en algún momento trabajó para Massera y que era el paradigma de la familia, el padrastro de cuatro hijos, un reventado de los setenta, pero con la mente seguramente fabricada en los sesenta, una época preciosa, esa pornografía gay es divertida, la norteamericana, los chicos californianos rubios en el campo, andando a caballo desnudos.
Pero a la vez en esas cintas estaba el germen de la porno gay más de mierda que es la de los noventa y ahora, esa de actores profesionales con el culo destrozado ya en varias que uno puede seguirles la carrera. Me acuerdo de uno que lo veía siempre de joven que la ponía él y a los años ya ponía el orto como la más, entonces mijíto así no. Ya esas señoronas con la marca de la tirita por el mini slip de la playa, un asco, y los que se ponen el anillo en la base del penis son de cuarta. A mí me han gustado las más amateurs, o sino esas de Jean Daniel Cadinot que son buenas, algunas, porque tienen argumento y arte, creo que son las únicas, menos esas tan putas francesas del marinerito de Marsella.
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5: El Retiro.
Pero bueno estaba hablando del pecado y de corromper mentes que quieren corromperse pero no se animan. Ahí donde no hay un lugar para la cuña y el estilete no hay posible jugada. Pero bueno, la cosa de vivir comprometidamente con el sexo. Antes del sida era todo un jolgorio espléndido. Cuando salía del Parakultural, con las bolsas me iba al cine de Retiro, el de estación terminal de ómnibus, ahí conocía al dueño y me tiraba a dormir un rato en el piso entre las butacas. Yo escuchaba que se acababa la última película y se iban todos porque limpiaban, entonces me dejaban que durmiera y a la mañana cuando me despertaba ya con función de la porno gay entonces venían los estragos, por eso conozco de esas películas, estupendas! Ahí estuve con policías, soldados marineros estudiantes campesinos negros de mierda señores oficinistas y niñatos todos con mas de 18, todos hombres, ninguno gay. Mi vida callejera fue siempre con hombres que no curtían, y la he pasado fantástico, por eso mi gusto de la pornografía es el pecado y lo sucito (miniatura de sucio). Ver a otros es espiar, eso tampoco está bien visto. Lo prohibidito se está poniendo tan normal que ya no me interesa.
6: Acostumbro anotar mis sueños
Acostumbro anotar mis sueños. Aquí va uno del 16/6/99.
Una especie de romería. Mucha gente en la calle de un barrio entrañable, con subidas y bajadas. Mi casa y todas eran abiertas, como en fin de año. Fiesta popular improvisada. Yo con pantalón corto, joven, lindo, en mi casa, en una fiesta o algo así. Porro por todos lados. Mi hermana María se ocupaba de algo, venía de la calle, pero todo sin drama. Había amigos y desconocidos, en distintos cuartos, gente muy bien vestida y gente mayor que yo saludaba tirándole el humo del porro en la cara, en el beso. De pronto un caballo raro, daliniano, sin ojos, con cuencas vacías y agujeros de la nariz transparentes, con cráneo hueco, ninguno de los presentes entendía cómo todavía caminaba y pretendían tirarlo al piso. Como si hubiese explotado por dentro, pero seguía vivo. En un boliche de onda, en la puerta, había unos vestidos con terciopelos y sacos caros, de colores violetas y negros. Yo pensaba que aunque me resultaba horrible esa moda, podría usarla, empezar a frecuentar esas personas y lugares. De pronto me agarraba un chonguito de barrio medio peligroso, y me tocaba la pija y me decía: vos debés tener una buena garcha. Un chico reo con mucha soltura. Estaba muy caliente conmigo y yo le gustaba mucho, me toqueteaba. Lo había visto antes entre las personas del barrio, hablando en un viejo bar color marrón. Era el típico chonguito de barrio, también con pantalón corto. Un rubito argentino. Yo en un momento armaba porros en mi casa y habían putos que reían y me adulaban. Era una casa grande, de pronto me encontré saltando y corriendo muy ágilmente por una lomita, con árboles, y en el pasto, en el piso, entre los árboles había miles de cachorros negros de perro, muertos. Eran cadáveres de perritos. Todos negros. Fiesta popular en las calles que circundaban el sitio mas alto, yo saltaba esquivando perritos, después abrí las alas, con la camisa grande y me llevé en el viento con perfecto dominio del vuelo. El chongo rubio de abajo aplaudía y me gritaba cosas como: ¡Vos sí que debés cogerte todo...! ¡Un día salimos...! ¡Vamos a algún lado...!
Después escribo mi impresión en la vida real, mi diario, entre paréntesis, y dice así: (Desperté feliz, con mucha energía.......)
7: Paternidad y espejos.
La pornografía debe ser destruida. Es el mal de la humanidad. De ese modo acabaríamos con la Reproducción.
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