En dos noches leía la reedición de MEMORIAL DE LOS INFIERNOS, una extensa conversación de Ruth Mary Kelly con Julio Ardiles Gray. Ruth fue pionea en promover derechos para las trabajadoras sexuales. Y su historia que transcurre en psiquiátricos, hospitales, burdeles, diversas provincias y países, y en el puerto de Buenos Aires no es fácil de digerir. Contada en primera persona es mucho mas cruda aún.
Como cuando estando embarazada fue detenida por la policía peronista. Había enganchado una changa, la de repartir diarios radicales. Se la llevó a un sótano, sela desnudó, se la ató al elástico de una cama y se la picanéo hasta que comenzó con pérdidas. (En tres líneas cuento lo que ella detalla en tres carillas, no puedo repetir el infierno)
Y el infierno del título, que antes de comprarlo me generaba desconfianza porque temía que fuera una condena a la prostitución se desvanece luego de leer las primeras páginas. Su infierno no fue prostuírse. Su infierno fueron sus padres que desde niña la internaban en uno u otro hospicio. Su hermana a la que debió darle a su hija recién parida. Los policías que la encerraban y la violaban. Las enfermeras que las torturaban. Los electro shock. Las drogas para dejarla inservible…
Incomodo por momentos de leer. Y en otros te hace apartar la vista de la impresión. Pero un testimonio en sí mismo.
Un alerta de lo poco que saben l@s que se llenan la boca con el peronismo de los crímenes perpetuados por sus líderes.
Hay algo en el texto que me hace escuchar una y otra vez la voz de Alejandro Urdapilleta. Como si se tratara de uno de sus personajes. La forma en que está escrito es muy similar. No recuerdo haber leído otras cosas de Ardiles Gray pero entre su voy y la de Ruth sucede algo muy particular.
Pietro
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