GIAUDRONE, CA RLA. La degeneracion del 900: modelos estetico-sexuales de la cultura en el Uruguay del novecientos. Montevideo: Trilce, 2005. 150 PP.
Una aproximacion a la critica literaria mas reciente a proposito del movimiento modernista en su dimension rioplatense nos hace constatar la proliferacion, un tanto anacronica y desprovista de originalidad, de estudios filologicos de cariz tematico y ajenos a todo mecanismo interpretativo que ilumine la creacion desde una construccion conceptual solida.
Pasadas varias decadas desde la revelacion de los estudios culturales y postcoloniales o la critica de genero y de la diferencia sexual como discursos maestros a traves de los que observar la produccion de determinados significados esteticos, culturales o sociales en la literatura, asombra el vacio critico en lo que se refiere al modernismo y, en especial, a la controvertida Generacion del 900 uruguaya.
Con notables excepciones (Molloy, Achugar, Montero, Balderston, Escaja, Blixen), la tendencia critica sigue, por tanto, lastrada por los prejuicios de una perspectiva tradicionalmente "misogina y homofobica" (Giaudrone 31) que cifra su objetivo en la exploracion superficial y moralizadora del repertorio anecdoticohistorico, dejando de lado finalmente la literatura como producto y fruto de un determinado contexto ideologico.
El ensayo de Carla Giaudrone, cabal y sugerente, viene a paliar con pericia este espacio en blanco, al adentrarse con rigor critico en las contradicciones y estrategias simbolicas del discurso estetico e ideologico de una de las epocas mas fructiferas de la tradicion literaria hispanoamericana, sin dejar al margen, de otra parte, la indagacion personal, siempre matizada y no literal, en toda una generacion "rara" que hace del erotismo su sena de identidad mas singular y polemica.
Giaudrone sortea con sutileza los peligros que entrana ese discurso extra-literario que incide en lo intimo a la hora de construir "la figura del/a artista"alcoholemia, suicidio y demencia-para proyectarlo de forma global a una sociedad incipiente que trata de buscar asimismo su identidad en medio del caos de la modernidad. Asi, sin caer en la trampa biografista, muestra en que sentido la construccion moderna de lo personal a traves de lo sexual puede arrojar luz sobre la obra. Devela asimismo hasta que punto la visibilidad de estas actitudes transgresoras y excentricas, de estas formas no hegemonicas del deseo, muestra las fisuras de las estructuras simbolicas tradicionales de una sociedad de raigambre colonial.
En efecto, partiendo-como es ya incuestionable en nuestros dias-lel termino "genero" entendido como una categoria social impuesta en un cuerpo sexuado tanto femenino como masculino, Giaudrone analiza tres vertientes distintas de esa exaltacion del impulso sexual caracteristica del modernismo uruguayo. Esta evidencia, la de la enunciacion explicita del deseo como estrategia liberadora y respuesta creativa, distancia y singulariza la tardia manifestacion uruguaya del modernismo frente a las tendencias primeras que disfrazaban, amordazaban o encasillaban el cuerpo, fundamentalmente el cuerpo femenino y/o homosexual. La sutura de un espacio de silencio de las voces marginales, mas alla de las construcciones antiesencialistas que han complejizado el termino, promueve una mirada critica y un espacio de validacion, sugiriendo que no se puede no considerar el genero entre los factores de produccion y recepcion de una obra.
Tras un primer apartado que nos proporciona, de modo minucioso, las claves del contexto socio-politico de un Uruguay finisecular aparentemente "utopico y modelico", Giaudrone se propone estudiar la construccion de las identidades sexuales/textuales de una serie de creadores-Reyles, De las Carreras, Agustini, Rodo-y la importancia que su inscripcion anticanonica tiene en ese ambito. En este sentido, la autora sugiere desde un principio que tal inscripcion lateral devela las grietas y paradojas de un modelo social construido sobre la dialectica disciplinamiento-apertura y pone en tela de juicio ese esquema hegemonico convencional.
El primer capitulo, centrado en "El extrano" de Carlos Reyles y "Amor libre" de Roberto de las Carreras, reflexiona en torno a la "pose del escritor" maldito y dandy que acerca las figuraciones del autor y el personaje, a traves de la manipulacion del material autobiografico. Esta actitud, junto a la reclamacion del placer y la autonomia corporal para la mujer como un derecho, se convierten en estrategias o procedimientos de liberacion propiamente modernos. La autora insiste, con pertinencia y tino, en la importancia de la autoconstruccion figurativa y casi fetichista de estos autores "raros", aun a costa de sacrificar lo literario, por lo que de revulsiva pueda tener esta actitud en una primera fase. Por consiguiente, el gesto dramatico vital asi como el intento de dar voz a un deseo femenino vedado es, finalmente, mas revelador en tanto que es, como dice Molloy en Culturas del fin de siglo en America Latina, un gesto politico desestabilizador de identidades monoliticas (132) y, a este respecto, la mencion de los Queer Studies como optica de analisis me parece fundamental.
Si Reyles y De las Carreras "cuestionan las convenciones de la escritura erotica del periodo mostrando a la mujer como objeto del deseo" (Giaudrone 64), Agustini asume y verbaliza en primera persona tal desafio literario y vital, extremando la nocion de fragmentacion fetichista del cuerpo y abriendo las infinitas posibilidades y texturas del deseo femenino, mas alla de las figuraciones de la "femme fatale" y el "angel del hogar". Si tomaramos la expresion de Michel de Certeau, la misma prise de la parole ya adquiere en Agustini la dimension de atentado contra el orden dominante.
En efecto, lo grotesco y lo monstruoso de indudable factura baudelaireana, hacen su aparicion en la obra, extraordinariamente bien diseccionada por Giaudrone desde claves psicoanaliticas--lo "siniestro" de Freud--y culturales, no solo de Delmira Agustini, sino de Julio Herrera y Reissig. Ambos autores darian un paso mas alla de Reyles y De las Carreras porque no solo se erigen como modelos/ contra-modelos vitales transgresores en los "margenes", sino como creadores con talento y autoconciencia de su labor literaria, como artifices de un discurso criptico y no por ello menos cuestionador de la masculinidad hegemonica.
En una gradacion logica, tras el cuestionamiento de Reyles y sus roles sexuales masculino/femenino y de las Carreras y su propuesta de una sexualidad mucho mas explicita, en primer lugar, y la apuesta, aun mas extrema, por una sexualidad femenina monstruosa o inquietante, polifonica y dispersa de Agustini y Reissig, en segundo lugar, llegamos al tercer apartado del estudio de Giaudrone, el cual presta atencion a otra variante: la del deseo homosexual.
Rodo y Nin Frias son los autores elegidos en este caso para representar esta tendencia a "despatologizar" la homosexualidad. Si el discurso de Rodo estetiza de forma elitista y armonica el deseo homosexual y la fraternidad masculina, Nin Frias, autor menor, ayuda a la "construccion positiva de la subjetividad homoerotica" (Giaudrone 97).
En suma, estas formas de resistencia vitales y creadoras desafian todo un sistema burgues de reglas y limites perfectamente ensamblado y ordenado, incuestionable, que es la base de un primer modernismo. Estos autores del 900 provocan con su tono jacobino y libertario, revierten y discuten literariamente nociones heredadas desde su vida y su obra y representan la otra cara del modernismo, la de los umbrales, los limites o intersticios que desestabiliza y abre nuevas vias.
El despliegue bibliografico que hace la autora es extraordinario y completisimo, pues abarca desde el marco politico y cientifico-medico hasta el pictorico y antropologico y es, entre otras cosas, en esa fuerza centrifuga en lo que reside la riqueza y valor de su ensayo. Este, no solo esta documentado y revela un conocimiento exhaustivo del contexto modernista uruguayo, sino que combina, en lo que es todo un delicado ejercicio intelectual, los nuevos postulados y terminologia critica de los estudios culturales anglosajones con el psicoanalisis o la deconstruccion francesa, sin inclinarse por una metodologia definida, sino tratando de iluminar desde diversos frentes el complejo fresco modernista uruguayo. Por otra parte, Bajtin, Freud o Kristeva tejen una polifonia de voces que dialoga con sus homonimos rioplatenses: Barran, Molloy o Montero y esta dinamitacion de una mirada exclusivamente eurocentrica u occidental, tan comun en los estudios literarios, me parece esencial.
Con todo, la unica carencia que podria apuntarse en este inteligente trabajo es el ligero abandono de las fuentes primarias, de la literatura misma, en pro de un exceso conceptual y teorico vertido en los sujetos/objetos literarios. Asi, en ocasiones se echa de menos una mayor integracion del aparato teorico-critico en el discurso literario, esto es, un empleo ponderado de recursos de analisis como la filologia, el close reading o la investigacion historica. Si estos son tomados como herramientas suplementarias y no como sistemas de pensamiento unicos, ofrecen un camino en que la lectura de genero y los estudios culturales transversalizan y enriquecen, como les es propio, las demas disciplinas.
En conclusion, por el rescate de autores postergados-De las Carreras, Nin Frias-, asi como por la llamada de atencion sobre las poeticas de una sexualidad anti-canonica, transgresora y multiple y, en tercer lugar, por la inedita relectura ideologica del modernismo y de la critica sobre el mismo, este libro se convierte en un estudio de referencia dentro del aparato critico del hispanoamericanismo postmoderno. Su modelo de interpretacion y lectura convierten la heterogeneidad y el desafio a la trayectoria teorica preexistente en su baza mas elocuente y su mayor hallazgo.
MARIA JOSE BRUNA BRAGADO
Universite de Neuchatel
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