Carta por la diversidad por Pietro Salemme
13 de Julio de 2010
Entre marchas y contramarchas todo aparece desfigurado. Yo por estos días me siento hipersensible, porque lo que mañana suceda va a ser histórico. Lo se. Pero hay cosas profundas, vivencias, que han afloraron desde diversos lugares y que en un punto son compartidas.
No quiero citar todo ese discurso homofóbico y retrogrado. No quiero hoy darle cabida a esas palabras, porque no son novedosas, porque siempre estuvieron.
Quiero citar por ejemplo algo que escuche decir por primera vez a Ricardo Cuccovillo cuando se aprobó la media sanción y luego circulo por otras voces. Habló de que por ejemplo, si un niño judío o un niño negro es agredido fuera de su casa, al regresar al hogar encuentra amparo, protección… Un niño gay, no. El otro día Osvaldo Bazan contó que creció escuchando a su padre decir que a los putos había que matarlos. Muchos crecimos escuchando el mismo discurso. En la escuela nos decían putos, y en el hogar nos recordaban que a los putos había que matarlos… Las historias personales se resuelven de mejor o peor manera, a la mayoría de los padres finalmente el amor por sus hijos los lleva comprender. En muchos otros casos no.
Por eso, cada vez que veo algún debate en la televisión, o escucho la radio o leo diferentes diarios, no puedo dejar de sentir que por allí también está pasando mi historia. Que en muchos puntos se parece a tantas otras.
Hoy existen familias diversas, y hay muchísimos hijos criados por dos mamas o dos papas. Mi mamá está por cumplir ochenta años y no encuentra razón por la cual un niño no pueda crecer en una familia de dos papas o dos mamas. Una Mujer de ochenta años. Una Señora que me parió a los 45 años y antes de mí a cuatro mujeres.
Elegir algo siempre es personal y la mayoría de las veces, privado. A la comunidad homosexual no nos quedo nunca otra opción mas que la de mostrarnos, salir a la calle y reclamar. Pero de un tiempo a esta parte, exigimos. Porque son nuestros derechos. Tengo 34 años y sí quiero tener la posibilidad de casarme. De unirme en matrimonio con el hombre que amo. De formalizar ante la ley nuestro amor, y tener los mismos derechos y las mismas obligaciones que cualquiera. Y quiero ser padre. Y tambien quiero tener la posibilidad de ELEGIR no hacer nada de lo anterior.
Hay parejas gays que se han muerto esperando por estos derechos. Se han hecho estragos con parejas donde uno muere y el otro queda destituido de todo lugar. Yo no puedo pensar en todos esos ejemplos como mi destino o el de muchos. No solo tengo que procurar desde mi lugar un futuro mas justo para mi y para los demas sino que debo redimir a todos aquellos que han padecido la desigualdad.
En estos días he leído cartas que ciertas escuelas repartían a sus alumnos en contra del matrimonio igualitario, haciendo una apología de la homofóbia, básicamente, creando odio. ¿Qué puede sentir el nene que de pronto se enamoró de su compañerito de banco o la nena que se siente confundida porque siente algo más que amistad por su mejor amiga ante esa carta que la maestra le dio para que entregara a sus padres? Cuando yo iba a la escuela no hubo ninguna carta. Pero el discurso estaba. Al menos en la gran mayoría de las maestras y profesoras. Yo tendría 9 años cuando me di cuenta de que sin duda, me atraían mucho mas los chicos que las chicas. Y para mi era eso, nada mas. No pasaba nada. Incluso pensaba que bueno, alguna vez me gustará o solo las chicas o solo los chicos. Estaba todo en orden. Pero un día empecé a escuchar. El afuera me dio tantas patadas. Y el adentro, también era peligroso. Pero de pronto, veía una película, escuchaba una canción, leía un libro, una revista, un programa de tv. Todo no estaba tan mal. Lo mejor era informarse. Y un día escuche que un hombre de apellido Jáuregui peleaba por los derechos de los homosexuales. Y después fue un sinfín de buenas noticias que apaciguaban las otras, la de los “comandos rosas” que salían a matar putos en pleno inicio de la democracia. Era chico, si. Pero yo recuerdo esas cosas. Porque cuando se es atacado en algo tan preciado como la propia vida, hay cosas que no se pueden olvidar.
Hoy está nublado. Hace mucho frío. Si no me equivoco en el Congreso hay una marcha en contra del matrimonio igualitario donde nos seguirán llamando anormales, armas del demonio, enfermos, violentos, y quien sabe cuantas cosas (¿de donde habrán sacado todo eso?)
Mañana seguramente siga haciendo este frío polar. Pero no importa. Yo voy a estar ahí en el Congreso, esperando. Al lado de un miles de personas que no conozco, pero que a las cuales me une algo muy intimo. Porque si a alguno de ellos alguna vez le gritaron “maricón” para agredirlos, soy igual. Porque si alguna vez vivieron una historia de amor entre cuatro paredes porque el otro moría de miedo de salir del armario, soy igual. Porque si alguna vez temieron quedarse solo por ser homosexuales, soy igual. Como soy igual a aquellos que alguna vez, se pusieron los tacones y armaron un escándalo. O a los que se rieron de tanta hipocresía y se sacaron la máscara en pleno baile de disfraces.
Mañana, en frente al Congreso, vamos a ser todos iguales. Espero con toda mi alma, que después de mañana, toda esta Argentina pueda ser igual. Con los mismos derechos. Con los mismos nombres.
Pietro Salemme
Cronica de una jornada por la igualdad por Pietro Salemme
Jueves 15 de Julio de 2010
Ordenar las emociones para escribir, a veces es básico y otras un punto de partida. Pero esta vez no voy a comenzar a delinear personajes o considerar espacios ficticios. Sino tratar de realizar un breve crónica de lo que fue el 14 de Julio de 2010 en el Congreso. Porque de ese día en la Argentina, se van a encargar cientos de autores, y nuestros descendientes tendrá que estudiarlo a veces con aburrimiento, otras con interés, y quizá con muy poco asombro. Al menos yo, cuando en la primaria (no recuerdo cuando se enseña) no me hice grandes cuestionamientos sobre el momento histórico donde las mujeres comenzaban a tener voto. Porque recién en la secundaria me hice mas planteos, o me llamó la atención.
Pasadas las cuatro de la mañana, el voto sobre el matrimonio igualitario fue positivo en la Argentina. Se definió en 33 a favor, 27 en contra y 3 abstenciones. Paradójicamente, el número que definió es el de la edad de Cristo. ¿No habrá detrás de estos números un mensaje oculto, misterioso, casi sagrado que esté llamado a la reflexión a los a los fanáticos religiosos?
Regresé a Hurlingham a las seis de la mañana. Aun no amanecía y si largabas aires por la boca, una estela de humo se desprendía de tu cuerpo, y un poquito que te calentaba la cara, porque hacía un frío ¡de la hostia! A las siete logré dormir, tuve algunas pesadillas, y me desperté a las doce del medio día, convencido de que QUIERO INICIAR LOS TRAMITES PARA EL ACTO DE APOSTASÍA (llamando al 4343-0812 uno puede informarse) Esta iglesia nunca me ha representado. Tanto mi bautismo como mi comunión fueron cuando yo tenía 15 años, por propia decisión. No ignoraba a lo que la Iglesia me condenaba, pero creo que algunas cosas me confundieron: en principios había algo espiritual, luego, el cura el El Padre ¡Reina! Que de verdad era un ser adorable, y veía en el algo diferente a los otros sacerdotes. Y creo que por ultimo, la idea de repartir estampitas para juntar plata e irme a comprar libros me tentó.
Ayer, poco antes de las 15 hrs. Bajé del subte en B en Callao. Antes de que se abrieran las puertas, un chico de mas o menos mi edad, usó sus manos como paréntesis de su boca formando con ello un micrófono perfecto y empezó diciendo: “Señores pasajeros, los Derechos Humanos son de todos. Todos somos personas. No lean Clarín, son fascistas” Y dijo algo mas, pero no pude retener. El también bajaba. Antes de hacerlo, una chica y yo, aplaudimos. Dos. No alcancé a ver la cara de los pasajeros, pero algunas me demostraban confusión, y el típico gesto que hace la estrechez en estos casos y que solo dice “es un loco” para disminuir. En este caso, muchos abran pensado “es un puto”. Hoy ese puto, tiene los mismos derechos que todo uds., Señores Pasajeros.
Desde las tres de la tarde hasta las cuatro y media de la madruga estuve en el Congreso. En momentos acompañado por amigos, en otros solo, pero siempre era sentir ese “estar acompañado”. Si muchas veces me sentí solo en a multitud, ayer, no fue el caso.
El mate, las galletitas, un café en bar, el licor de dulce de leche en petaca, la pizza, el te con limón en otro bar ayudaron a sobrellevar el frío. Pero no alcanzaba. ¿Ansiedad? Seguramente, pero no menos que la de costumbre. La carpa de la CHA fue un abrigo. A veces mas adentro, otras con un pie afuera, íbamos logrando acomodarnos para podes seguir la transmisión desde el Senado de la Nación. Hubo discursos impecables, claros y maravillosamente justos, de los cuales espero ir pudiéndome hacer con el tiempo, porque son históricos. Y hubo discursos vacíos, que no distan demasiado de las aberraciones que hemos escuchado en todo este tiempo de parte de los “naranjitas” (¿es cierto que a los que estaban rezando ayer en la puerta del Congreso con Vírgenes y rosarios en las manos les empezaron a tirar naranjas?) Yo no se que fe puede llevar a un grupito como el que había a exponerse de ese modo protegiéndose con una figura biblica delante de tantos putos, tortas y trans. El cura de El Exorcista ante Regan MacNeil, un poroto. Yo creo que hasta creen que podemos dar vuelta la cabeza como una lechuza.
Creo que gran parte los senadores de Salta la linda, votó en contra. En mitad de uno de los discursos de uno de ellos, la imagen de las dos pantallas que había en la carpa de la CHA se tildó. Luego desapareció. En la ultima frase había nombrado al Demonio o a Dios (no es que para mi sea lo mismo. Pero los ortodoxos cristianos han estado muy confundidos. Decía Dios o Diablo por igual. O le ponía la preposición “una” tanto a la palabra Mamá como Papá) Cuando regresó la imagen y el audio, fue por duplicado y con un mínimo delay. Daba miedo. Sus frases eran apocalípticas. Yo creo que desde el alma, porque los diversxs tambien tenemos alma, a mi querida amiga Vida Morant le salió gritarle al senador remixado “¡Xuxa! ¡La cinta de Xuxa!”
MIENTRAS ESCRIBO PASAN COSAS, por ejemplo la Legrand comienza su programa, vestida de negro, con una rosa blanca. ¿Velará la Familia Argentina?
Aproveché la distracción para arreglar el mate. Y para seguir riendo como se rió ayer media carpa mientras Vida gritaba “¡Xuxa!”. Sinceramente los discursos que pretendían apelar a negarnos los derechos no eran sólidos, ninguno logró demostrar al menos un poco de inteligencia. Y no lo digo porque esté de este lado. Sinceramente, de haber tenido la desgracia de formar parte del pueblo opositor, me hubiese sentido muy mal representado. Hubo una gran subestimación. Y no es raro ni novedoso. La Pantera Rosa terminó llorando. Liliana Negre de Alonso estaba vestida de rosa, casi fucsia (cada vez que la mostraban en pantalla, los reunidos en el Congreso bajo la helada, nos calentábamos al grito de NAZI o HIJA DE PUTA) al verla pensé en estigmas como la peste rosa y recordé que hace unas semanas enganché empezado un documental (creo que en canal Encuentro) donde hablaban de cómo los colores actúan ante uno. Y hablaban de una experiencia en una cárcel, donde los internos vestían de rosa, y las paredes estaban pintadas del mismo color. Según esos estudios, el rosa aplacaba la violencia, ante el rosa, uno queda inhabilitado para tener actitudes violentas. Yo no se si le funcionó a Negre Alonso, porque luego de la aprobación y el festejo, mientras cruzaba la avenida, dos locas me dijeron que estaban esperando a la senadora para fajarla. Y yo me reí. No hacía falta. Lo que sucedió hace unas horas fue un gran golpe a la Iglesia (“Iglesia, basura, vos sos la dictadura” debe también quedar como parte de la banda sonora de esta jornada histórica)
YO ESTOY MUY FELIZ. ¿Pero sabes que? Ayer vi adolescentes en la plaza. Y vi a señoras y señores que podrían ser mis abuelos. No sabría como repartir esa alegría. Porque ver a esos Hombres y Mujeres con tantas décadas de vivir al margen, como ciudadanos de segunda. Verlos allí festejando, llorando, abrazándose, me conmovió infinitamente. Yo no voy a podes describir aquí con palabras lo que sucedió allí. Cada uno de nosotros lo ha sentido en su pecho, en su estómago cuando después de mas de catorce horas pudimos gritar IGUALDAD, pero ya no pidiéndola como loa hicimos hasta ahora en las Marchas del Orgullo, sino, simplemente, gozándola. Y esos adolescentes, vivirán también de otra manera. A esos jóvenes, se les ofrece un futuro mejor, se los incluye.
Personalmente creo que una de las figuras mas emblemáticas en la lucha por los derechos civiles de los homosexuales, es César Cigliutti (Acabo de buscar en Google su nombre porque no quería escribir mal su apellido, en el primer resultado de una pagina llamada “El ojo digital”, lo llaman “adalid del nuevo terrorismo gay”, ¡que fuerte!, dejemos de lado terrible agresión) Algo dije en mi “Carta por la diversidad”, pero quiero decir algo mas. Veinte años atrás, yo era un adolescente. Y las cosas eran muy distintas. Conocía la lucha de Jáuregui. Y también empecé a escuchar de César. La verdad nunca fui de tener vida de boliche, pero sabía que “te podían llevar –detenido- por puto”, que había razzias y que siguieron habiendo. Pero sabía que existía la CHA, que había un número de teléfono al que uno podía llamar en esos casos, y sabía seguramente atendería César Cigliutti. Nunca debía usarlo, pero ese saber, me creó en mi una imagen, te diría, paternal. Yo nunca debía llamar, pero se que se han pasado noches enteras sacando detenidos de distintas comisarías, y no eran muchos los que hacían esto, pero hicieron camino. Nunca crucé palabras con Cesar, ayer lo vi, como en otras marchas o concentraciones. Hubiera querido decirle GRACIAS. Cuando llegó a la carpa de la CHA, saludó a Vida porque se conocen, y a mi simplemente me dio un suave apretón en el brazo. Sentí protección, y un inmenso respeto por ese hombre. Porque sabía que sin su impulso inicial, nada de esto hubiera sucedido. En la despedida de ayer, desde el escenario de la Federación se hizo honor al festejar por aquellos que no están y que estuvieron presentes en la lucha. Se auguró cambios para nuestros hermanos latinoamericanos. Y se expreso claramente que aun queda mucho por hacer. Y nada más cierto. La sociedad no va a cambiar de un día para el otro. Seguramente lleve mucho tiempo. Pero hoy no somos igual que ayer. Ningún argentino lo es. Y nosotros, los que siempre hemos estado excluidos por la ley, hoy ya no lo estamos. Es muy difícil explicarle a alguien que tiene plenos sus derechos, lo que significa no tenerlos. Pero nuestros representantes lo han hecho muy bien. A las cuatro y media de la madrugada, aun éramos muchos en la plaza. Y cantamos el Himno Nacional Argentino sin ponernos firmes, ni tomando distancia del otro. Porque no hacia falta, porque lo mas peligro es esa brecha que te separa de El Otro. Porque en ese fragmento de desigualdad, se gestan las peores tragedias de la humanidad.
Simbólicamente, Francia festejó otro Aniversario de La Toma de la Bastilla. Yo estoy seguro, que muchos senadores/as como Rodríguez “me obligaron a meterme un consolador en el ano” Saá (¡devolvele los sombreros a Esther!) o Negre de Alonso, recordarán este día como el de la toma de la pastilla para poder dormir el odio que se encargaron de sembrar en los últimos tiempos.
Igualdad, libertar y fraternidad.
Pietro Salemme
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