En 1984, cuando la mera mención del sida provocaba pánico, la actriz de Poltergeist, Zelda Rubinstein hizo algo verdaderamente valiente al prestar su rostro a una de las primeras campañas de sexo seguro financiadas por el estado dirigidas a hombres homosexuales. En todos los autobuses y edificios de Los Ángeles se colocaron carteles que mostraban a Rubinstein como una madre cariñosa que instaba a sus "hijos" a ir a lo seguro, antes de difundirse a nivel nacional y luego internacional; fueron vistos en cabinas telefónicas en lugares tan lejanos como Madrid. "Pagué un precio muy alto en mi carrera", dice Rubinstein sobre la atención, que precedió al menos un año a la participación de Elizabeth Taylor y Madonna en el SIDA. Un cuarto de siglo después de su debut, los carteles de Rubinstein han encontrado una segunda vida: no requieren sesiones espiritistas. La médica Irene Adams, especialista en SIDA en Brasil, está llevando las lecciones de la Madre a su país como parte de una nueva iniciativa de extensión a los jóvenes. Rubinstein, de 76 años, está dispuesto a ayudar una vez más: "Recaudaría fondos para esta causa en cualquier parte del mundo".
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